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Parte Única
Trago saliva ansioso, todo estaba tan oscuro, tenía miedo y mucho. Todo era tan descolorido, si antes le había parecido una pésima idea el mudarse de casa, ahora le parecía la peor de las peores.
Aunque no había tenido opción, era prácticamente un adulto, hace un año había terminado su último ciclo de escuela y el próximo año iba a cumplir dieciocho haciendo que ahí, en Estados Unidos, sea considerado como una persona madura y consciente de sus actos.
Ya no quería seguir viviendo con su madre, y aunque quisiera, su padrastro no se lo permitiría. Aquel hombre había hecho que su vida, desde sus cinco años hasta hace unos días, fuera imposible.
Aquel hombre solía golpearlo e insultar su presencia por cualquier cosa, ya sea porque se equivocó en los deberes o porque su hermano menor dijo que él le estaba molestando.
Aquellos doce años habían sido una tortura, pues, aunque a veces tenía todo el derecho de hacerlo, la mayoría eran por razones injustificadas. Así que, apenas tuvo ahorrado el dinero suficiente, decidió salir de su, ahora, ex-hogar para alquilar un departamento de por ahí.
Su padre le había ayudado, claro, aquel hombre le había dicho si quería ir a vivir con él, pero Kang se había negado rotundamente. Aquel hombre había esperado hasta que naciera para que se separara de su madre y se vaya con su amante. Y, aunque no le guardara rencor, no quería ir a Corea y convivir con la actual pareja de su progenitor por lo que simplemente le pidió que le ayudará a encontrar un departamento ahí en en los Estados Unidos.
Ahora, por primera vez en su vida, estaría valiéndose por sí solo, viviendo solo, durmiendo solo, haciendo todo solo. Algo que no le alegraba pero tampoco le desagrada.
Suspiro, harto.
Odiaba aquel sentimiento. Se había aislado por completo de su vida social y había cortado lazos con su madre, a veces hablaba con su padre, pero eso solo ocurría una vez cada tres semanas.
Ahora se estarán preguntando cuánto tiempo pasó ¿no?
Pues no mucho, tal vez un año y medio o tal vez menos. Tiempo en el que su madre le obligó a inscribirse en una academia, en la cual ya iba asistiendo poco más de dos meses.
Miró con dirección a su armario, este estaba abierto por lo que pudo ver el uniforme que se encontraba dentro del objeto. Aunque odiaba ir a aquel lugar, tenía un lado bueno, la academia tenía una psicóloga la cual se hizo amiga suya.
Pero la razón por la cual lo hizo le abrumaba un poco, Taehyun no estaba bien, tenía algunos problemas. Problemas los cuales podrían ocasionar graves consecuencias en un futuro, él tenía algunos trastornos mentales algo preocupantes, uno de ellos era la depresión. Entonces ella lo notó gracias a su comportamiento, apenas lo hizo, le citó a su oficina a las espaldas de todo el mundo y de sus padres.
Jennie, el nombre de aquella psicóloga, había sido muy buena con él, solía tomar las cosas con calma y siempre intentaba que el rubio se sintiera bien. Cada mañana, Kang, llegaba al instituto y se dirigía rápidamente a la oficina de la mujer.
Agarró sus cabellos y se los jalo furioso, aquel sentimiento empezaba a irritarlo. Se sentía como la mismísima mierda y lo peor era que no sabía la razón del porqué aquel sentimiento lo jodía cada mañana, era como si su pecho se encogiera y su corazón quisiera dejar de funcionar. Era horrible, quería simplemente pegarse un tiro en la cabeza y detener aquello que tanto lo molestaba, pero claro, no podía.
Era un cobarde y de paso Jennie le había dicho que esa no era la solución para sus problemas, simplemente su muerte traería más sufrimiento a sus seres queridos.
Eso a Tae le parecío estúpido, y es que, ¿Él acaso le importaba a alguien? Jennie no contaba, ella probablemente sólo lo ayudaba por pena y aunque no lo quisiera admitir en voz alta, odiaba la posibilidad de que aquel pensamiento fuera verdad.
Entonces sintió que sus ojos se empezaban a humedecer, movió su cabeza de un lado a otro intentando eliminar aquellos pensamientos tan duros y evitar llorar. Limpió sus ojos bruscamente.
¡Mierda!
No tenía remedio. Era un maldito caso perdido.
Miró los libros que anteriormente estaba leyendo, se acercó e intentó retomar su lectura, pero lamentablemente no pudo. Todo lo que el libro trataba era sobre la historia de U.S.A y a él le valía tres pepinos saber quién había sido el presidente número diez del país cuando iba a volver a Corea apenas terminara todos sus estudios.
Exhaló fuertemente antes de dirigir su mirada a la ventana, se sorprendió un poco al ver las gotas resbalar por el cristal. Las observó un buen rato, no había llovido en mucho tiempo. Bufó, cuando era pequeño la lluvia solía traerle malos recuerdos, muy malos recuerdos.
Negó divertido al recordar aquella vez, cuando era aún un niño, en la que había salido solo a las calles de Corea en busca de un lugar en donde comprar un foco ya que había roto uno y en un intento de desaparecer la huellas del delito, salió sin dinero y en una fuerte lluvia. Lo único que había ganado fue un resfriado, una regañada de su progenitora y la pérdida de su peluche favorito. En ese tiempo se había lamentado demasiado, pero ahora que lo recordaba, le parecía demasiado divertido.
Un fuerte ruido se escuchó haciendo que saliera de sus pensamientos, había sido un rayo. Miró la hora en su reloj de pulsera, eran las cuatro y cuarenta y tres de la mañana, se iría a cambiar y luego, si le sobraba tiempo, se prepararía un café.
Sus mejillas se humedecieron, estaba llorando de nuevo, ¡genial!.
Tal vez debía tomar una ducha primero.
Colocó todos sus libros en su mochila para después dar un vistazo rápido a su cuarto para ver si se olvidaba de algo, tras verificar que nada faltaba, se colocó la mochila y tomó su paraguas.
Se dirigió a la salida, apagó sus luces y salió de su apartamento. Lo cerró con llave y se dirigió a las escaleras para bajar a la primera planta.
— ¡Muy buenos días, Joven Kang!
Se detuvo para prestar atención a la dueña de la voz, hizo una mueca al darse cuenta que era una de sus vecinas. La hija de la señora Scott, él simplemente hizo una pequeña reverencia y le devolvió el saludo, no quería conversar.
— ¿Pero qué es lo que hace a las seis de la mañana despierto y con esta lluvia? No creo que vayas a sacar la basura, además, solo llevas un paraguas.
Ahora mismo, a Taehyun le dieron ganas de tirarle aquel objeto a la contraria, pero no iba a ser un maleducado.
— Yo... — Dudó un poco antes de dar su respuesta —. Tengo que ir a mi instituto. Si me disculpas, me retiro.
Y salió prácticamente huyendo de aquella chica, no le gustaba conversar con nadie que no sea Jennie y aún más si no la conocía del todo o tenía la suficiente confianza con ella.
Se alivió al ver la puerta de salida, la abrió y la cerró tras de sí rápidamente. Agradeció que el edificio tuviera un pequeño techo o sino, ya se hubiera mojado.
Abrió el paraguas, lo puso sobre su cabeza y se dio la vuelta para bajar por las escaleras, todo esto mientras miraba hacia el suelo. No era muy fan de prestar atención a su alrededor, y es que, ¿para qué? Todo era tan sombrío y descolorido, ni siquiera cuando había hablado con la hija de su vecina, se había tomado el tiempo de apreciarla.
Además, no le gustaba mirar hacia el frente, muchas veces que había andado así las personas lo miraban fijamente y él no sabía cómo actuar.
— ¡Maldita sea!
Chilló cuando pisó mal las escaleras haciendo que se resbalara un poco y que soltara su sombrilla, su ropa se empezó a humedecer, bajó velozmente para tomar su paraguas y protegerse de la lluvia.
— ¿Puedo ser más idiota?
Se dijo así mismo mientras levantaba el objeto y maldecía unas cuantas cosas antes de mirar al frente. Entonces pudo apreciar una figura al otro lado de la calle.
Parecía alta, tenía un tipo de capota amarilla y unas botas de un color, entre anaranjado y rojo. Tae entrecerró los ojos al ver lo que la figura contraria hacía, y es que, ¿Acaso estaba jugando con los charcos de lluvia?
¡Claro que lo estaba haciendo!
Dios mío, aquel tipo debía tener aproximadamente su edad y estaba jugando como un niño pequeño.
Pero aún así aquel chico parecía…
— Tierno. — Dijo en voz baja.
Aquella figura se veía muy infantil y tierna, no podía negarlo. Una sonrisa apareció en su rostro, ¿qué o por qué alguien de su edad se ponía a jugar bajo la lluvia? No tenía idea.
Abrió la boca para decir algo pero un fuerte rayo se escuchó, impidiendo de que hable. Miró a la figura de enfrente y luego a su reloj de muñeca, demonios, aquella pequeña sonrisa que había aparecido se esfumó. Se le estaba haciendo tarde, agarró con fuerza el paraguas y se echó a correr.
— Buenos días Jennie.
Saludó cuando se encontró a la entrada de la oficina. Jennie se encontraba en su escritorio haciendo cosas en la computadora y apenas escuchó la voz de Taehyun dirigió su mirada a la puerta.
— ¡Taehyun-Ah!
Chilló. El nombrado simplemente bufó y negó con la cabeza algo molesto.
— ¿Cuántas veces te dije que me llamaras como ciudadano estadounidense? Con que ambos seamos coreanos no significa que hablemos como lo hacen allá.
Comentó mientras dejaba su paraguas a un costado de la entrada y se acercaba a la silla que se encontraba al frente del escritorio. Dejó el resto de sus cosas a un costado del asiento antes de sentarse, todas las mañanas, o bueno, casi todas, eran algo así. Taehyun siempre llegaba muy temprano para poder tener su pequeña cita con Jennie.
— Pero suena muy lindo. —Taehyun frunció el ceño molesto.— No, a mí no me harás cambiar de opinión con esa expresión. Te seguiré llamando Taehyun-Ah, hasta que la muerte me lo impida.
Luchar contra Jennie era como intentar mover a una mula, nunca podrías tener un punto a tu favor.
— Ahora cambiemos de tema, ¿Tienes alguna novedad para mí? ¿Qué miraste hoy? ¿Hay algo que te llamó la atención?
La mayor movió la computadora a un lado y sacó un cuaderno de uno de los cajones. Ella no podía escribir lo que Taehyun decía en la computadora porque no era suya, era de la institución, por lo que era monitoreada constantemente y, para mantener en secreto la condición de Tae y su empleo, escribía todo en un cuaderno. Uno solamente dedicado para el caso de Kang.
— Cuando salí pude ver a un chico.
La mirada sorprendida de la psicóloga se ubicó en el menor, él mayormente evitaba o le pedía que pasaran a la siguiente pregunta. Por lo que oír que respondiera esa pregunta sin vacilar era algo sorprendente.
— ¿Un chico? —Tae asintió.— ¿Por qué te llamó la atención? Mayormente ignoras a tu alrededor, ¿no?
Kang pareció pensarlo, ni él lo sabía, tal vez había sido por el hecho de que su ropa era llamativa.
— Estaba usando una capa amarilla y jugaba con los charcos, me pareció muy adorable.
Jennie anotó todo lo que dijo, hasta el más mínimo detalle.
— ¿Solo eso?
El contrario negó.
— Tenía como una vibra ¿positiva?, antes de verlo me había encontrado con la hija de la señora Scott, la chica insoportable. Había estado algo molesto e incómodo por el encuentro pero apenas lo vi mis pensamientos negativos se fueron.
La castaña hizo una pequeña «O» con su boca mientras anotaba lo dicho. Eso le ayudaría más tarde, no mucho porque necesitaba hablar con sus padres pero como eso no era posible, las notas servirían en algo.
— ¿Vibra positiva? Taehyun-Ah, ¿cómo lo describirías? ¿Con qué le podrías relacionar a aquel chico?
El menor suspiro antes de que su mirada empezará a analizar el lugar, ¿cómo podría explicarlo?, por primera vez tenía la respuesta y estaba dispuesto a decírsela pero no sabía cómo.
— Vamos, ¿Cómo lo describirías? ¿Cómo o a qué le relacionas?
Habló la psicóloga. Dios, lo pensó mientras miraba a su alrededor. El ambiente no era para nada tenso o incómodo, simplemente, era algo atareado.
Su mirada vagaba hasta que se encontró con una pequeña taza, la cual tenía un diseño algo divertido.
Era un pequeño sol sonriente que resaltaba, a sus costado había nubes oscuras y un pequeño osito que abraza al sol.
Entonces algo hizo click y miró rápidamente a Jennie.
— Él parecía un sol bajo la lluvia.
Comentó sin más, el entusiasmo se le podía notar por su tono de voz y por la sonrisa en sus labios.
— ¿Eso fue lo que te pareció?
Taehyun asintió con una alegría efusiva. Aquel chico con la capota amarilla parecía eso, él parecía un pequeño sol que jugaba alegremente con los charcos de la lluvia. Parecía el mismísimo sol bajo la lluvia.
Kim estuvo a punto de hablar pero el ruido de una campana se escuchó.
— Creo que… —Suspiro.— Creo que me iré, no puedo llegar tarde a clases. Tal vez mañana podamos continuar, que tenga un buen día.
Se despidió antes de tomar sus cosas y salir corriendo hacia su salón.
Una semana había pasado, una semana desde que había visto por primera y última vez a aquel chico.
Había estado ignorando las preguntas que estaba haciendo Jennie sobre aquella figura y es que, todo lo estaba dejando abrumado. Las preguntas que le hacía la mayor se repetían una y otra vez en su cabeza cada que estaba solo, cada que se despertaba iba a ver por su ventana con la esperanza de volver a ver a aquel joven, sus pensamientos giraban entorno a ese sol.
Por Dios, ¿Qué tenía especial? Según Jennie, la personalidad y el aura infantil que tenía había llamado su atención pero él no lo creía.
Miró su reloj, ya era hora de alistarse hoy necesitaba llegar más temprano de lo normal, Kim le había llamado para avisarle que tenía algo importante que decirle.
Igualmente, no tenía opción, se levantó de su asiento y fue directo al baño. La rutina se repetía una y otra vez, la única vez que había cambiado de manera notoria fue cuando vio a aquella figura colorida.
Cuando llegó al lugar, los eventos y preguntas se volvieron a repetir, ya las sabía de memoria, eran tan aburridas, tan clichés…
Respuestas iguales, movimientos continuos, gestos y emociones repetidas. Todo se había vuelto sin sentido, otra vez, no era de esperarse. No importaba a dónde vaya, no importa con quien. La rutina se repetía y lo ataba como si fuera imposible cambiarla o hacer algo para liberarla de ella.
— Necesito contárselo a tus padres, Kang.
La razón volvió a él. Aquella oración había captado por completo su atención, no la había previsto. Aquel movimiento lo había puesto a la defensiva, él había hablado de esto con Jennie hace mucho tiempo. Estaba prohibido, Taehyun le había prohibido que hiciera aquella atrocidad.
— No.
Respondió cortante y seguro. Aquella simple palabra había salido tan fría y cruda de los labios del pelirrubio, incluso hizo que un pequeño escalofrío recorriera la espina dorsal de la psicóloga.
— No te lo pregunté, te estoy avisando. Las cosas no están mejorando, para nada. Tus calificaciones han bajado notoriamente, ya ni hablas con tus maestros, ni siquiera sales de tu salón. Demonios, ¡a las justas hablas conmigo!
Explicó pero a Tae no le importaba, no podía decirles a sus padres, se lo había prometido. Sintió sus ojos picar, maldita sea, ¿era necesario llorar ahora?
— Y-yo… yo no quise hace-
El menor se levantó de golpe de su sitio, no levantó la mirada, miraba el piso como si fuera lo más interesante del mundo.
— Haz lo que te pegue la maldita gana, no me importa.
Y diciendo esto tomó sus cosas y se marchó.
Sus lágrimas no dudaron en aparecer al encontrarse en soledad, otra vez, por las mismas y estúpidas razones.
Ya había perdido la cuenta de cuántas veces había llorado en la semana, se sentía tan miserable.
Su madre le llamó más de veinte veces al teléfono y a ninguna contestó, ya sabía más o menos del porqué lo hacía. Secó sus lágrimas antes de levantarse débilmente para acercarse a la ventana, su cuerpo se sentía pesado. Su mirada se movió por las casas del frente, se sorprendió al ver tantas, mayormente no sé fijaba a su alrededor. Tal vez esa era una de las razones por las que no se había dado cuenta.
Entonces sus ojos se detuvieron en el edificio del frente, justamente en la ventana que quedaba a la altura de su piso. Un chico de cabellos café se encontraba observando hacia su dirección, retrocedió un poco algo asustado, al tener su cuerpo débil, apenas dio dos pasos se cayó sentado.
— Ah… —Suspiro adolorido.— ¿Qui-quién…?
Se levantó con algo de dificultad, miró al frente. Aquel chico ahora tenía una hoja, Taehyun entre cerró los ojos para intentar leer las letras que se encontraban en el pedazo de papel.
— ¿Estás bien?
Leyó en voz alta. Soltó una pequeña risa nasal antes de dirigir su mirada a la figura contraria y asintir.
Una sonrisa apareció en los belfos del contrario. Pasaron no menos de dos minutos antes de que pequeñas gotas de agua empezarán a caer, Taehyun bufó y miró al chico del frente, este levantó su mano izquierda dándole a conocer que espere un poco. Se dio la vuelta, al parecer para escribir algo, y cuando volteo las palabras «Nos vemos abajo en cinco minutos» se pudieron leer.
Kang vio sorprendido al castaño el cual simplemente sonrió antes de alejarse de la ventana, aquella sonrisa no había ayudado para nada con los nervios que estaba empezando a sentir.
Se alejó cuidadosamente y se dirigió a la salida de su habitación, tomó el paraguas que se encontraba a un lado de la puerta y salió. Aún tenía puesto su uniforme, no tenía ganas de cambiarlo, así estaba bien.
Antes de poder bajar las escaleras se detuvo, ¿Qué rayos estaba haciendo? No conocía al chico, le parecía algo familiar pero no quitaba el hecho de que eran completos desconocidos. Suspiro derrotado, igualmente Jennie le había sugerido que intente tener más contacto con otras personas lejos de su círculo de amistad, el cual ahora era muy pequeño.
Aumentó el agarre en el objeto que tenía antes de seguir bajando.
Abrió el paraguas y salió, cerró la puerta bien para después bajar las escaleras. Miró al frente y pudo encontrar a una figura muy familiar, demasiada.
¡Era la de aquella vez!
Miró ambos lados antes de cruzar la calle, se acercó a la figura contraria. La observó un momento, estaba usando la misma capota pero ya no utilizaba botas, solo llevaba unas zapatillas.
— Hola.
Saludo mientras levantaba la mirada, demonios, el chico sí que era alto.
— Eres más lindo de cerca…
Bueno, eso no lo había visto venir. Sus mejillas rápidamente se calentaron y un color carmesí se adueñó de ellas.
Tragó saliva, el ambiente se puso algo tenso tras las palabras dichas por el peli-café. La lluvia poco a poco empezaba a tener más intensidad, aquella capota ayudaba a mantener seco el cuerpo del contrario pero al no llevar botas sus zapatillas se empezaban a mojar.
— Creo que sería mejor ingresar, ¿vi-vienes a mi departamento?
El más alto asintió.
— Ven entonces.
Lo tomó de la mano y lo jaló. Si tenemos que ser honestos, aquella acción hizo que el corazón de nuestro querido protagonista empezará a latir muy rápido.
Kang hizo un puchero al ver el día soleado, ya llevaba así más de tres días. Él no era gran amante de los días lluviosos pero desde que había descubierto que Kai, el nombre de aquel chico de cabellos Café, solo podía salir los días en los cuales la lluvia se dignaba a salir por las mañanas, deseaba y esperaba ansioso que las nubes aparecieran y un color grisáceo se adueñara del cielo para que después gotas cayeran de ellas.
Estuvo faltando a la academia desde el sexto y, a la vez, el último encuentro que tuvo con el contrario. Ya llevaba más de un mes teniendo contacto con el más alto, tiempo en el cual se había negado a contar sus encuentros con Huening a Jennie.
Su confianza con ella había sido rota, a pesar que sólo había avisado a sus padres sobre sus malas notas, Tae ya no quería confiar en ella.
Su teléfono estaba lleno de llamadas perdidas con procedencia de Jennie, su padre y una que otra de su madre.
— Dijeron que hoy iba a llover, qué gran estafa, no me parece correcto que vayan por ahí mintiendo a la población.
Dijo el pelirrubio mientras se cruzaba de brazos y se sentaba a un lado de la ventana, sus cejas estaban levemente fruncidas y un sonrojo sutil se encontraba en sus mejillas.
¿Desde cuando, enojarse por algo como eso, se había vuelto tan normal? Ni la menor idea de la respuesta, últimamente se estaba empezando a sentir mejor. Aquel sentimiento que aparecía cada mañana se volvió casi nulo, una que otra vez aparecía.
Además, ahora su nueva preocupación era el que no lloviera, gracias a las conversaciones que habían tenido él y Kamal, descubrió que el más alto era menor que él. Eso le había tomado por sorpresa, y es que, ¡casi podía llegar al cielo!
O eso pensaba Kang.
También descubrió que el chico vivía con su padre, el cual era muy sobre-protector, que tenía dos hermanas, una menor y una mayor, ambas vivían con su madre allá en Sur Corea. Y sí, Huening tenía origen coreano, ¡Dios mío! Aquel chico le sorprendía cada vez mal.
Era único, sorprendente, talentoso, genial, lindo…
Mierda, ¿debería preocuparse de qué pensara así? Tal vez debería hacerle esa pregunta a Jennie, igualmente ella es la psicóloga.
Debería tomar una siesta, ayer no había podido dormir bien, necesitaba recompensar eso. Se alejó del ventanal para después acercarse a su cama y echarse.
— Espero no ser el único…
Susurró antes de cerrar los ojos y caer en los brazos de morfeo.
Se levantó exaltado al oír su teléfono sonar, parpadeó un par de veces para poder acostumbrarse a la oscuridad.
Tomó su celular y contestó sin ver quién era.
— Taehyun-Ah, lamento llamarte temprano pero necesito que vengas ahora mismo, por favor.
Un suspiro escapó de sus belfos al oír la voz de Jennie, no era porque estaba enojado con ella pero, ¿qué quería ahora?
— ¿Puedo saber el por qué?
Hubo silencio, uno que le traía mala espina.
— ¿Puedes venir ahora mismo? No puedo decirlo y es urgente.
Kang separó el teléfono de su oreja y bufó. Miró la pantalla para saber la hora, cuatro y cinco minutos de la madrugada. Se sentía cansado, algo que lo sorprendió pues, solía levantarse a las tres de la mañana al no poder seguir durmiendo. Ahora, ver que le costaba siquiera mantenerse bien despierto a las cuatro de la mañana era algo extraño.
— ¿Será rápido?
— Muy rápido.
Y con eso fue suficiente.
— Vale, estoy yendo, ¿al colegio, no?
Dijo mientras se ponía unas sandalias y se dirigía a la puerta.
— Si, y gracias por aceptar venir un sábado por la mañana.
— Espero que en verdad sea urgente y rápido.
Comentó antes de cortar la llamada. Salió a toda prisa hacia su institución, llevaba solo un pijama y zapatos simples, esperaba no encontrarse con alguien. Pues, a pesar de ser un sábado por la madrugada, las posibilidades de encontrarse con alguien eran pocas pero no nulas.
Con una respiración acelerada y una apariencia muy desalineada fue a aparecer en la puerta del lugar. Se detuvo y se apoyó en sus rodillas para intentar normalizar su respiración, esperaba que no hubiera ido por gusto a aquel lugar.
— A la puta hora que te atreves a aparecer.
Se tenso.
— ¿Acaso no sabes saludar, Kang?
No era cierto, ¡Demonios! ¿Qué hacían sus padres ahí? Levantó su mirada y juro sentir a su respiración detenerse.
— Mamá, Adam… ¿por qué rayos están aquí? Jennie, respondeme.
— Saluda, ¿no? Jennie, ¿qué sea un maleducado también es por eso de esa depresión?
Aquel tono burlón que utilizó su madre para hablar no le gustó, para nada. Por otro lado, la psicóloga simplemente se limitó a encogerse en su sitio.
— ¿Para esto me llamaste? ¿Esto es acaso el asunto urgente? ¡Jennie! Me lo prometiste.
Entonces la risa de su padrastro se escuchó.
— Sabía que eras un caso perdido, maldita sea, ¡Hyemin, te dije que no lo consientas! ¿Ves cómo se ha vuelto?
Taehyun tragó grueso, odiaba el comportamiento de ese hombre. Nunca le había agradado y nunca lo haría.
— Señor, no creo que me ha-
— ¡Callate! ¿Acaso tú también lo vas a defender? ¡Se está volviendo un maldito rebelde!
Sus ojos empezaron a picar. No, no, no y no, necesitaba verse como alguien fuerte y que no le temía. Que ya no era aquel muchacho indefenso que se sentía afectado y como un completo incopentente al escuchar sus palabras, pero, ahora mismo, estaba haciendo lo contrario.
— Cariño, basta.
Le calmó Hye a su pareja.
— No vinimos a hablar sobre tus malos comportamientos. Cuando la señorita Jennie nos llamó, hace aproximadamente tres días, nos pusimos a pensar en una posible solución después de la conversación y…
— ¿Y?
— Descubrimos que en Canadá exis-
Los ojos de Kang se abrieron en grande, ¿Canadá? No. No podía irse.
— Claro que no.
No le permitió terminar, no quería saber nada. Estaba bien ahí, con Jennie y aquel chico de cabellos cafés.
— Pero-
Kang dio media vuelta dispuesto a irse, pero se detuvo al ver gotas caer del cielo. Genial, igualmente no era mucho. Suspiro antes de salir corriendo, oyó uno que otro grito llamándolo pero no le importó.
Ahora mismo solo quería llegar a casa, estaba lloviendo y eso sólo significaba una cosa; Kai Kamal Huening. Deseaba llegar y encontrarse con él para poder contarle sus problemas, el más alto era el único que entendía y escuchaba sin juzgarlo.
Jennie también, pero ahora era una traicionera que se aprovechó de su confianza.
Gimió de dolor cuando su cuerpo impactado contra el suelo de la vereda, se había tropezado causando que se caiga. Sus ojos se llenaron de lágrimas que no demoraron en resbalar de sus mejillas como si de cataratas se tratasen. Se sentía como un crío, y es que, lo era. Tras esa capa de chico fuerte e independiente no había algo más que no sea un pequeño niño que necesitaba protección y amor.
— Lo siento.
Susurró mientras se abrazaba a sí mismo, sus ropas estaban húmedas por la pequeña llovizna que había. Se levantó con algo de dificultad y siguió con su destino, las lágrimas no paraban y tampoco tenían intenciones de hacerlo.
Algo de alegría apareció en su ser al ver que se encontraba cerca de su hogar. Su cuerpo temblaba, tal vez era por el frío o simplemente por el miedo que empezaba a sentir.
La lluvia poco a poco aumentaba su intensidad, sus ropajes se encontraban totalmente húmedos, si no se los cambiaba rápidamente posiblemente tendría un resfriado.
— ¡Kang Taehyun, detente ahí ahora mismo!
Aquella voz que hace un tiempo le había traído paz y tranquilidad, ahora mismo, le traía una cólera inmensa.
— ¡No te atrevas a dar otro paso más!
Chilló el pelirrubio y dio media vuelta para ver a la mayor, Jennie tenía una sombrilla por lo que se encontraba seca. Estuvo a punto de hablar pero un carro aparco al frente de la entrada y de él bajaron sus padres, ambos con una sombrilla.
— ¡¿Por qué haces todo más difícil?! ¡Mierda! Hacemos esto por tu bien, no por el mío ni por el de ella. —Apuntó a la psicóloga.— Tae, cariño, no lo hago por tu mal.
La lluvia era torrencial, sin duda iba a obtener un resfriado.
— ¡¿Mi bien?! ¡Ja! ¡Solo quieren deshacerse de mí, no les importa nada que no sea ustedes y su puto trasero! —
Entonces sintió su mejilla arder, parpadeó un par de veces para poder asimilar lo que había pasado. Su madre le había pegado, ahora no solo le dolían sus ojos por el llanto, y eso, no le ayudaba a sentirse mejor.
— ¡No me grites! ¡Soy tu maldita madre, se lo qu-
La conversación fue interrumpida por la llegada de una quinta figura a la escena, la cual, se colocó enfrente del más bajo.
— ¿Quién mierda eres tú?
Preguntó Adam, causando que Kang levante la mirada.
— No me parece que les importe el bien de Taehyun, porque si lo hicieran, él no se estaría mojando en primer lugar.
Todo ocurrió en cámara lenta, el peli-café se quitó aquella capota amarilla y se la puso al más bajo. ¡Por poco y parecía una escena sacada de algún K-drama! Y es que cuando lo hizo, también limpió sus lágrimas y le dijo que ya no llorara, que él se encargaría de todo. Esa pequeña acción causó que un intenso color rojo se adueñara de las mejillas del rubio.
— Taehyun, ¿Quién es?
Escuchó a su madre, pero ahora mismo, ya no le importaba lo que decía. Aquella prenda para la lluvia tenía un olor a lavanda muy fuerte, ¿acaso ese era el olor del enjuague que utilizaba Kai para lavar sus ropas? Porque si era así, lo iba a anotar.
— ¿No me vas a responder? ¡Maldita sea! ¿Quién demonios eres, muchacho?
Se podía notar que estaba molesta por su tono de voz.
— Soy su novio, ¿algún problema?
Entonces el ambiente era tenso, Kang no había esperado eso y al parecer, los demás tampoco. Sus labios se separaron dispuesto a protestar pero una risa se lo impidió, una la cual le dejó la piel de gallina.
— Aparte de ser un hijo de puta eres marica, que gracioso, ¿no?
Después de decir aquello su ceño se frunció y se acercó peligrosamente a ambos jóvenes. En un parpadear, Huening se encontraba tirado a un lado, en el suelo, y Taehyun era arrastrado por su padrastro hacia el coche.
Su intento por intentar zafarse fue inútil, pues el agarre se hizo más fuerte incluso estaba llegando a dañarlo. Miró rápidamente a su madre, la cual simplemente dirigió su mirada a otro lado, como si le negara o se sintiera asqueada de él.
Su mirada se dirigió a Jennie en busca de ayuda, y sucedió igual.
Entonces un jadeo escapó de sus labios al ver cómo el de cabellos cafés se levantaba y le daba un gran golpe a Adam.
Segundos después sintió como alguien lo tomaba de la mano y jalaba hacia quien sabe donde. Dirigió su vista al frente y cuando vio que se trataba de Kai, un gran alivio apareció en todo su cuerpo.
Un sonrojado Taehyun salió del cuarto de baño, sólo traía un polo de mangas largas, el cual le quedaba hasta más abajo de los muslos, y un bóxer bajo la polera.
— Yo… Muchas gracias por todo, enserio, yo, yo no sé cómo agradecerte.
Su mirada clavada en el piso, enserio, pero enserio estaba agradecido. Tal vez, si no fuera por Kai, ahora mismo él se encontraría en un avión con destino a Canadá o que sabe él.
— ¿Te duele?
Sus ojos se abrieron un poco por la sorpresa, levantó la mirada y su sonrojo aumentó.
— ¿Ah? ¿Q-qué?
Huening se encontraba a unos diez centímetros de distancia atento a cualquier movimiento que Tae se dignara a hacer.
— Que si te duele.
El rubio parpadeó los ojos algo atónito. Entonces Kamal levantó un poco su brazo y apuntó a la muñeca.
— Vi que ese hombre te estaba sujetando muy fuerte, además, se puede ver que está algo morada.
Ambos miraron el lugar afectado.
— Me, ¿Me permites?
El más alto preguntó, Taehyun pareció dudarlo un poco pero se acercó y le entregó su brazo. Kai remangó un poco las mangas para poder examinar mejor la muñeca.
— ¿Te duele si lo presionó?
Un quejido adolorido escapó de sus labios apenas el más alto tocó parte de la zona morada.
— ¡duele, duele!
Huening paró.
— Al parecer está peor de lo que pensé.
Ambos jóvenes se miraron por unos segundos para luego dirigir su mirada a la ventana, aún estaba lloviendo, y muy fuerte.
— Creo que vas a quedarte aquí para dormir, mi padre llega mañana así que mañana te puedo llevar al médico.
El silencio se adueñó del lugar, pero no era uno incómodo, más bien, era agradable. Las mejillas del más pequeño aún seguían con aquel tono carmín.
— Sabes, mi padre no me dejaba salir. Apenas termine mis estudios me encerró en la casa, bueno, tampoco era como si antes pudiera ir a cualquier lugar que quisiera. —Miró al rubio.— Tras el divorcio de mis padres y mi salida del hospital por mi enfermedad, mi padre se hizo cargo de mí. Intenté ser independiente postulando a una universidad pero lamentablemente no pude quedar. La primera vez que salí fue hace mucho tiempo, fue un día de lluvia, mi padre había conseguido un trabajo algo lejos de la ciudad por lo que volvía cada cierto tiempo y me dejaba con una niñera. La cual llegaba tarde cada que llueve, por lo que tenía tiempo de salir antes de que llegara.
Una gran sonrisa apareció en su rostro.
— ¿Y qué pasó con ella?
— Mi padre la despidió. —Dijo con gracia.— Fue ayer, la señora ya no podía seguir trabajando.
Ambos se miraron, un sentimiento de seguridad se adueñó del ser del más bajo.
— Me gustas…
Demonios, Kai era una caja llena de sorpresas.
— ¿Ah?
Al no recibir respuesta alguna, el peli-café se acercó lentamente al más bajo y unió sus labios en un cálido beso. Taehyun no sabía cómo reaccionar o qué decir, pero es que, ¡no se lo había esperado!
Entonces sus mejillas se humedecieron, ambos labios se separaron y Kamal vio preocupado al mayor.
— Yo…
— Tú también me gustas Kai.
Y sin dudarlo se abalanzó al más alto para poder abrazarlo. Por primera vez en mucho tiempo, Kang, había empezado a pensar que tal vez el seguir viviendo no sería tan malo cómo se lo imaginaba pues, aquel pequeño sol que había alumbrado su camino en una intensa lluvia, ahora, lo iba alumbrar para toda la vida.
Él estaba dispuesto a que aquello se cumpliera y sin duda, su querido sol bajo la lluvia también.
「 Haces que todo vaya bien
En un día nublado sin luz del sol
Eres, de hecho, mi luz resplandeciente
Eso es lo que haces. 」
➥ ❛ Feel Special ₊ Twice. ❜
Perdón por la demora, el veinticuatro me quedé dormida y cuando me levante en el veinticinco no me acorde que tenía que subirlo.
Pará cuando me acorde, que fue el mismo día, la releí y no me gustó para nada el final. Así que decidí reescribirlo, lo cual hice aproximadamente diez veces, entonces tuve un bloqueo justamente cuando le prometí a MJ_Bamkyuu que habría beso.
No tuve más opción que reciclar una escena de kiss, pido perdón. Y si, la parte final pertenece a una escena del capítulo tres de kiss.
Este OneShot es el más largo que he escrito, con un total de cinco mil setecientas y tantas palabras.
Ahora sí, me despido y nos vemos posiblemente en otra historia.
Atte; LoveTyunning.
Edit; @liriosecre Le quiero dar las gracias por tomarse el tiempo de leer y corregir esta estúpides. 🤧👊
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